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En los años ’50, la guerra del Sinaí derivó en un racionamiento forzado del combustible que tuvo un gran impacto en Europa. Una de las consecuencias fue el derrumbe de las ventas de automóviles y el surgimiento de coches más pequeños, que demandaban un menor consumo de nafta. En este contexto, British Motor Corporation encargó a un equipo encabezado por Alec Issigonis el diseño de un vehículo económico y de tamaño reducido, adecuado para la época. El resultado: la primera versión del Mini, conocida como Mark I, que comenzó a fabricarse en 1959 y se produjo hasta 1970. La disposición del motor fue clave para el aprovechamiento al máximo del espacio disponible en la carrocería. Hasta el ’69, cuando se transformó en una marca propia, el Mini se comercializó bajo dos denominaciones comerciales (Austin y Morris).

Alec Issigonis era amigo de John Cooper, quien fundó Cooper Car Company junto a su padre Charles. Reconocido constructor de automóviles de competición, John se alió a Issigonis para idear una evolución del Mini. El nuevo modelo, equipado con un motor de mayor potencia y con otras ventajas, fascinó a los conductores y cautivó a los corredores profesionales. El Mini Cooper, de hecho, logró importantes triunfos en el mundo del rally. La sociedad entre Mini y Cooper se volvió tan afamada que, en la actualidad, suele mencionarse como Mini Cooper a cualquier versión del automóvil, más allá de su denominación original.

El Mini se volvió un emblema de la década de 1960 a la altura del movimiento hippie o la minifalda. Los miembros de Los Beatles y los diseñadores de moda Paul Smith y Mary Quant están entre las personalidades que contaron con uno de estos coches y ayudaron a su difusión, al igual que numerosas estrellas de cine. Hasta varios departamentos de la Policía británica incorporaron vehículos Mini a su flota. Mucho más cerca en el tiempo, las versiones modernas y lujosas conquistaron a Madonna, Elijah Wood y Goldie Hawn, entre otras figuras.

La pasión por el Mini Cooper no reconoce fronteras. En Argentina, muchos famosos sucumbieron a los encantos de estos vehículos llenos de glamour que gracias a su refinado estilo, llaman la atención en cualquier calle. El motor montado de manera transversal, las ventanillas corredizas en las puertas, los espacios de almacenamiento en dichas puertas y las bisagras externas son algunas de las características innovadoras que se volvieron un sello distintivo de los Mini y que revolucionaron la industria automotriz. Con el paso de los años, la mayoría de los fabricantes terminaron adoptando estas creaciones e inspirándose en las ideas de Issigonis. En 1999, de hecho, fue elegido como el segundo auto más influyente del siglo XX, solo superado por el mítico Ford T. El Mini consiguió prevalecer frente a otros íconos como el Citroën DS, el Volkswagen Escarabajo y el Porsche 911.

La ficción ayudó a brillar al Mini. En “The Italian Job”, la película dirigida por Peter Collinson y protagonizada por Michael Caine que se estrenó en América Latina como “Faena a la italiana”, estos autos ocupaban un rol central. Los ladrones del filme usaban los coches para eludir a las autoridades, aprovechando su agilidad. Como no podía ser de otra manera, en la remake de 2003 que contó con las actuaciones de Mark Wahlberg y Donald Sutherland se usó el nuevo Mini. Por otra parte, Mr. Bean, el personaje interpretado por el genial Rowan Atkinson, solía conducir un Mini tanto en la serie de televisión como en las adaptaciones cinematográficas.

Entre los hitos deportivos del Mini aparecen las tres conquistas del Rally de Monte Carlo en los ’60. El triunfo inaugural en la clásica competencia se concretó en 1964, cuando Paddy Hopkirk y Henry Liddon “volaron” a bordo de un Mini Cooper Morris S. Dos años antes, Pat Moss y Ann Wisdom habían alcanzado la primera victoria deportiva de la marca cuando su Mini Cooper se impuso en el Rally Tulip. En el Rally Dakar, por otro lado, Mini logró cuatro títulos consecutivos entre 2012 y 2015: dos gracias al francés Stéphane Peterhansel, uno a manos del español Nani Roma y el restante por el catarí Nasser Saleh Al Attiyah.

La actualización del Mini llegó en el siglo XXI. En 1966, British Motor Corporation pasó a ser parte de British Motor Holdings, que se fusionó con Leyland Motors dos años después para dar nacimiento a British Leyland. Dicha compañía luego se transformó en Rover Group, comprada por BMW. Desde 2000, tras otra serie de cambios corporativos, la marca Mini es gestionada de manera independiente por el gigante alemán, que produce actualmente el Mini Cooper o Mini Hatch; el Mini Clubman; el Mini Roadster; el Mini Coupé; el Mini Paceman; y el Mini Countryman. Los modelos se inspiran en los clásicos que hicieron época, aunque renovados y con el confort y la seguridad propios de los mejores autos de estos tiempos