Abundan los relatos maravillosos con universos soñados y seres mitológicos impactantes, pero la historia más perfecta, encantadora y extraordinaria, no es fruto de la imaginación de un mortal sino de una conmovedora y poderosa energía divina. La naturaleza es asombrosamente fantástica y se presenta con ímpetu salvaje, fuerza arrolladora y belleza insuperable, aunque también es vulnerable y frágil: preservarla y respetar a cada forma de vida es una misión que todo ser humano debiera asumir.
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